sábado, 23 de enero de 2010

algo sin nombre, algo sin contenido (P1)


Hoy salí de mi casa, camine asía la calle principal del barrio, a ver si encontraba algo que me sacara de la locura en que vivía, primero busque algo tranquilo y no tuve resultado, me fije en un negocio, muy pequeño, nada fuera de lo normal, pero habían bastantes personas como para llamar mi atención, y darme cuenta de que algo estaba pasando. Trate de buscar a alguien conocido, pero nuevamente no tuve resultados, pensé en preguntarle a un sujeto, traía  una polera ploma si es que recuerdo bien, unos bermudas azul oscuro y en la espalda le colgaba un mochila pequeña color verde, no se me ocurrió que podía andar trayendo, pero tampoco me intereso mucho mas, se veía bastante concentrado mirando en el interior del negocio,  mientras me fijaba en este hombre no mayor de 40 años, a un costado salió una niña, ¿tres años?, si tres años no creo que mas, me llamo la atención, iba llorando, pero sus lagrimas no eran normales, no eran de capricho porque no le compraron lo que quería o porque le llamaron la atención por hacer algo indebido. Ella me miro y se acerco muy lentamente indecisa de si hacia lo correcto, se le notaba un miedo, le faltaban dos o tres pasos para llegar a mi cuando desde el otro lado de la calle se sienten gritos, gritos de enfado, de rabia  que se iban acercando poco a poco, claro era quien andaba a cargo de la pequeña, dudo que fuese la madre. Ella llego donde la niña, la tomo del brazo y a tirones se la llevo de vuelta al otro lado de la calle. Me dio rabia, pero no podía hacer nada al respecto.
Olvidando el negocio seguí mi camino que no tenia destino, me detuve en el primer semáforo, saque el mp3 del bolsillo y lo puse en pause, siempre lo hago donde hay mucho vehículo, solo por precaución. En esos breves minutos me dedique a mirar los autos, la imprudencia de cómo manejan, como si solo ellos tuvieran que llegar rápidos a su destino, como si solo ellos tuvieran cosas que hacer, como les gustaría a la mayoría de ellos manejar solos en la calle, imagínate lo que seria eso, al principio seria su felicidad, demorarse la mitad de tiempo a sus destinos, ahorrarse malos ratos con los tacos y malos conductores, pero seria lo que realmente quieren ? quien sabe. La luz cambio a verde, llegue a la otra esquina y seguí caminando. Después de algunos minutos caminando, disfrutando de la música que prestaba atención de vez en cuando ya que mi mente lo único que hacia era pensar, si extraño no?, es triste tener que poner en una balanza para ver si las personas valen la pena, es algo insensible de mi parte al darme el derecho de clasificar, pero que mas puedo hacer?, después de que te hacen sufrir, sigue siendo insensible?, después que das todo por ellos y te dan la espalda, sigue siendo insensible? Después de que les entregas la confianza, nombrándolos amigos, con el valor que tiene esa palabra para mi, sigue siendo insensible? Es duro tratar de abrir los ojos, o aceptar las cosas, a lo mejor siempre sabia lo que valía cada persona y no lo quería escuchar,  yo no me quería escucha.
Llegue a una pequeña plaza, si es que le puedo dar ese nombre, tenia un resbalin rojo que estaba bastante oxidado, era difícil imaginar un ambiente de juegos en este lugar, inconscientemente recordé a la niña que lloraba afuera de aquel negocio. A un costado, bajo de un árbol había una banca su estado me hizo comprobar que en todo aquel terreno había un descuido, un abandono. Me senté con mucha precaución y sin sacar el reproductor disminuí el volumen a la canción, solo para mantenerme alerta...

1 comentarios:

Ignacio dijo...

Para romper la rutina, nada mejor que un ejercicio común :) oye lo mejor de abrir los ojos, es que hay veces que todo está oscuro :) y te sientes bien, en vez se sentirte mal (Y)

 
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